27/05/2009

Defensa de las cosas que odia otra gente: Poncho Rentería

A diferencia de Silvio Rodríguez, de quien escribí en un entrada reciente, no me gusta Poncho Rentería. Sin embargo, lo respeto profundamente, muchísimo más que a verdaderas eminencias que escriben a diario en la prensa nacional. Las razones son simples: Poncho Rentería no pretende ser nada distinto de lo que es, un señor que habla banalidades y que sale una vez sí y otra también en las secciones sociales de la prensa, y por otra parte, es alguien que no se dedica a dar cátedra sobre la manera de resolver todos los problemas.

En Colombia no hay precandidato ni ex presidente que en una columna no opine ni tenga soluciones para nuestros males nacionales. Todos los ex ministros son unos genios para resolver problemas de seguridad, economía, educación, salud, transporte, y, si uno los deja, seguramente tienen la cura contra el cáncer por ahí en alguna gaveta. Eso sí, ninguno de estos sabios, mientras está en su cargo respectivo es capaz de sacar la varita mágica que exhibe desde la prensa.

Por eso admiro a Poncho. Porque se cree la gran berraquera pero no nos obliga a creerle. Porque escribe de lo que sabe: de peluquerías, de señoras divorciadas, de los vecinos de La Cabrera que no recogen la caca de sus mascotas y vainas así, pero nunca lo veremos diciéndole a los empresarios, al presidente, a los ministros, cortes o congresistas qué hacer. Porque sencillamente no tiene ni idea y tampoco le importa. Si funcionaran todas las soluciones de muchos de los sabios que son buenísimos en el papel pero tan malos en los cargos, nuestro chochal sería un paraíso. Pero no.

Además, Poncho es mi ideal periodístico: Sueño con el día en que a mí me paguen y me publiquen en El Tiempo por hablar paja, cosa que por ahora me toca hacer gratis y en un blog.



PS. Las fotos son de la revista Soho.

19/05/2009

La cosa política (¡incluye foto de Angelina Jolie sin camisa!)

Soy antiuribista, pero a estas alturas, me importan un carajo los verdaderos problemas de este país dado que la mayoría de mis conciudadanos ha decidido perpetuarlos, tal como lo ha hecho durante toda nuestra vida republicana. Además de "la Far", "los mal llamados grupos paramilitares", "los mal llamados falsos positivos", "los migrantes", el "blindaje" de la economía (¡ups!), DMG (¡dejen trabajar!), Tom y Jerry (¡dejen trabajar!), Carimagua (¡dejen trabajar!) y los vecinos de Carondelet y Miraflores, este chochal tiene otros problemitas.

Fiel a mi deber moral de no escribir nada importante, me veo obligado a resaltar los motivos no analizados por ningún opositor, y por los cuales el Mesías no debe seguir recibiendo el catálogo de Alkosto en la Casa de Nariño a partir del 8 de agosto de 2010.

1. El sombrero aguadeño: Hace poco, un amigo fue de paseo a tierra caliente, y para proteger su calva, llevó un sombrero aguadeño. La esposa le preguntó si es que ahora se había vuelto uribista. En esta finca, hasta evitar el sol se volvió un asunto político.



2.La bandera: Lo relato con otra anécdota. Un día, puse una banderita de Colombia en mi escritorio. Un compañera me preguntó si me había vuelto uribista. A ver... tengo entendido que una tela amarilla en un 50%, azul en 25% y rojo en 25% de su superficie nos representa a TODOS los colombianos, nos guste o no el Mesías.




3. Juanes: Todo régimen tiene su juglar, pero es que con el que tenemos ahora se nos fue la mano. Carlos Vives fue el juglar de la era Gaviria, Shakira la de Samper y Pastrana y ahora, Juanes. Nada garantiza que cuando Uribe no esté en la presidencia haya alguien que reemplace a Juanes, pero podemos intentar a ver qué pasa. En una de esas, despega la carrera de Isa Mebarak (y esta es la parte en la que acepto que me digan "ten cuidado con lo que pides...").




4.Los autógrafos: Un presidente no pide autógrafos. Y si los pide, no convoca a la prensa para mostrar un papelito firmado durante un almuerzo. El único papel que un presidente le firma a otro se llama tratado y lo hacen con toda la ceremonia del caso, no mientras les sirven una aromática después de papear. Insisto: un presidente no pide autógrafos. Lástima que aquí no se pueda armar el silogismo completo porque tendríamos una falacia (Para los que olvidaron las clases de lógica, lo explico con plastilina: Un presidente no pide autógrafos. Álvaro Uribe pide autógrafos, luego Álvaro Uribe no es el presidente).



5.Por la patria: Quiero volver a usar esa palabra tan bonita y poética sin que tenga ninguna carga ideológica. La pobre palabra ha corrido la misma suerte que la bandera y el sombrero aguadeño.

6.Esto sí es importante: Quiero volver a hablar de política con la mayoría de mi familia sin que me miren como a un bicho raro. Estoy mamado de desviar conversaciones hacia otros temas. Pero si no lo hago, no almorzamos en paz.



7.Por mi religión. Como católico, estoy convencido de que el único mesías es Jesús, hijo de Dios. Por lo anterior, me queda terminantemente prohibido creer en ídolos, falsos profetas, culebreros y demás. Si la religión no es suficiente motivo, lo ilustro así: Jesús caminaba sobre el agua. Uribe es capaz de tomar tinto a caballo sin regarlo. A ver qué es más difícil.



8. Porque Angelina Jolie es un bizcocho Para alguien dado a amenazar con un "le parto la cara, marica", queda muy mal que no se le haya hecho tan bonita Angelina, como lo declaró abiertamente durante un evento en el que se llevó las palmas de las damas (y de paso, algunos voticos). Aclaro que las palabras del Supremo no se dieron durante el reinado de Cartagena, el concurso Chica Med o el de Miss Tanga, sino en un consejo comunitario donde no había eso que la gente seria llama "masa crítica" para hacerle algo de contrapeso a Angelina Jolie en caso de que ella hubiera estado presente.



9. Por respeto a mi papá. El único señor con el derecho de llamarme "hijito", es mi papá (y aunque él haya votado originalmente por Uribe, no ejerce su paternidad por outsourcing gracias al presidente). Si ni siquiera mi papá me llama así, ¿por qué al presidente le encanta decirnos "hijitos" a los periodistas?.




10. Por las piscinas.
Quiero un presidente que sepa vestirse de manera adecuada a la hora de meterse en una piscina. Es decir, sin camiseta. Adelante, presidente, muéstrele a Jojoy que usted no tiene panza porque come sano y no como él, cuya pipa cervecera está desapareciendo gracias a la diabetes y a los rigores de la tierra caliente.



Bonus frac. Lo único que les cortó la risa a los españoles tras ver el frac de Uribe fue la recesión y el desempleo tan bárbaro que sufren. Pobres pendejos, eso les pasa por no estar blindados. En fin, volvamos a lo nuestro. No sé que me embejuca más: el mal gusto del presidente, la borrachera en la que estaría Ricardo Pava cuando lo diseñó, o la plata que nos costó esa vaina a los pagaimpuestos. Por menos de 50.000 pesos, le alquilan a uno un frac de verdad en Galerías o al frente de Unicentro. Ahora bien, si era mucha la tentación de tener un frac caro o en últimas un smoking, siempre podía haber cogido una revista con fotos de los premios Oscar, ir donde Pava, poner el dedo encima de una foto de George Clooney y decir "oiste Ricardo, haceme uno igualito al de este señor que se parece al Llanero Solitario".



Las mejores mentes del país no pudieron hacer nada al respecto (y las peores tampoco. Vean al Polo, que arrincona a sombrerazos a los que piensan un poquito distinto, que ensalza a Bobolitro Moreno como la gran berraquera y además, se está convirtiendo a paso firme en todo aquello de lo que dicen diferenciarse). Es el turno de nosotros, el pueblo ignorante y banal, de volver al poder, a ver si le podemos devolver la sílaba "ño" a la Casa de Nari.

11/05/2009