17/08/2007

Dresden Dolls



Lo que pasó con este dúo fue amor a primera oída. Sólo un piano y una batería (ocasionalmente usan una guitarra acústica). No son una copia de los White Stripes, pues llevan mucho tiempo tocando juntos y, además, la música está más cercana al cabaret que al blues.

Después, Juan Diego Caycedo me llevó a un concierto de ellos y tuve la buena suerte de que lo estuvieran filmando para el DVD Dresden Dolls - Live At the Roundhouse, London.

Cuando pueda, lo compro. Mientras tanto, un adelanto que ofrecen en su sitio de myspace.

Disfruten. La canción es "Backstabber".

11/08/2007

Fama

La diferencia entre ser fanático de U2 y serlo de Cabuya o Velandia y la Tigra es muy sencilla.

Obviamente U2 puede llenar decenas de estadios. Pero la diferencia real es que ninguno de ustedes va a poder conocer a Bono, the Edge, Adam o Larry (mucho menos parchar con ellos).

En cambio yo estuve anoche en una bolera con el gran DJ Trucha, miembro de Cabuya y Velandia y la Tigra, dos de los conjuntos musicales más originales de la música colombiana actual. También tengo el teléfono y el correo. Y me tomé foto, no sólo con él sino con Silvia.

Que yo recuerde, Bono no me invitó a su boda. Silvia sí.

Reto a cualquiera a que publique en esta página el correo de Bono.

En fin, éstas son sus páginas para que los visiten:

Cabuya
Velandia y la Tigra

La de Velandia necesita que le agreguen cosas, pero irá creciendo.

También está la página de mi querida amiga Silvia Ospina, bailarina.

No está de más agregar que Silvia, Velandia y Trucha son santandereanos, en donde ahora hay una movida musical a la que hay que pararle bolas.

6/08/2007

Tierra buena




Por tierra o por aire, cada vez que llego a mi ciudad me es inevitable una leve taquicardia. Esto no siempre se debe a la altura, sino a esa mezcla de amor y odio por ella. Bogotá ha hecho en mí el trabajo que Dios hizo con Job. Todo me lo ha dado y todo me lo quitado, pero bendito sea su santo nombre y aquel 6 de agosto de 1538 (con todo y lo discutible que sea la precisión de la fecha).

Cuando los conquistadores españoles llegaron al altiplano diezmados, enfermos y desabastecidos, dieron con esta sabana. Don Juan de Castellanos, atinadamente, sólo pudo escribir lo siguiente:

"¡Tierra buena! ¡Tierra buena!
¡Tierra que pone fin a nuestra pena!
¡Tierra de oro, tierra bastecida, tierra para hacer perpetua casa,
tierra con abundancia de comida,
tierra de grandes pueblos, tierra rasa,
tierra donde se ve gente vestida,
tierra de bendición, clara y serena,
tierra que pone fin a nuestra pena!"

Ya sé. Lo que vino después fue el exterminio y la explotación de los indígenas por parte de quienes se sintieron tan aliviados al llegar aquí. También sé que hoy Bogotá sigue teniendo muchos defectos. Para empezar, es la capital emproblemada de un país aún más emproblemado, pero también sostiene la mayor parte de la economía nacional y recibe -no siempre muy bien- a miles de personas para quienes, quizá, Bogotá no sea la tierra que pone fin a su pena y apenas les sirve de burladero para sus desgracias.

Pero, al menos por hoy, quiero celebrar que nací en los verdes y frescos dominios del Zipa.