20/07/2010

Defensa de las cosas que odia otra gente: Shakira

Shakira and her fiancee, Antonio de la Rúa, wi...
              
La verdad es que a Shakira no la odian tanto, pero sí le dan un palo que no se merece.

Quienes han venido a mi casa pueden atestiguar que no   hay una sola canción de Shakira en ninguna parte. Pero esta entrada no es para hablar de música.

Simplemente me dedicaré a defender a Shakira como persona. Par aempezar, muchos dicen que ya no es colombiana, que se cree argentina y que habla como tal. Les recuerdo que los acentos son pegajosos. Tengo una amiga española que vive en Bogotá desde hace unos cinco años y a pesar de que aún pronuncia la Cy la Z como hablante peninsular, ya tiene el típico cantadito de los que aprendimos a hablar en cualquier punto entre Bosa y Usaquén. La actriz Geraldine Zivic, argentina que vive en Colombia, tiene un acento más colombiano que porteño y creo que en su país natal no le deben dar la varilla que recibe Shakira en su propia tierra. Shakira no vive en Colombia y su principal ejercicio diario del castellano lo hace con un argentino. Seguramente el acento de Toñito su noviecito también debe haber perdido algo de su sonido austral.

Shakira ha hecho en menos de quince años lo que muchísimos millonarios en este país no han hecho en un siglo: Fundar seis colegios en los que estudian 5.200 niños. Eso, por no mencionar que su Fundación Pies Descalzos fue la pionera en traer a Colombia el programa One Laptop Per Child, y que la fundación no es sólo para que los niños estudien, sino para que sus familias tengan acceso a atención psicosocial, entre otras actividades.

Esto es algo que no lo leí por ahí. Lo he visto con mis propios ojos. Así que quienes quieran discutir si la música de Shakira es buena o mala, tiene todo el derecho de hacerlo, pero de ahí a decir cosas como que ella se olvidó de su país o que ya no es colombiana, hay un trecho bien grande. Me pregunto si los que se la pasan despotricando en los foros de El Tiempo o quejándose en La W por lo menos habrán comprado alguna vez un cuaderno para regalárselo a un niño pobre.
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