6/10/2009

In vino veritas

Nunca en mi mugre vida había tomado whisky sello azul. Una botella de Johnnie Walker puede estar cerca de los 230 dólares, por no hablar de una de la misma marca referencia King George V, que se consigue por módicos 545. En ambos casos son botellas de 750 ml. El trago es una delicia sobre todo cuando no es uno que lo paga.

En todo caso, puedo decir que hoy acabo mi día con una botella de 200 ml de sello azul en mis manos, después de ir por casualidad a un evento de Johnnie Walker, donde estaban presentes, el embajador de JW (sí, ese es el cargo del señor) y el diseñador Bill Amberg, un par de ingleses pinchadísimos, al lado de los cuales Anthony Hopkins en “Lo que queda del día” parece el más burdo de los patanes.

En fin, el sello azul es una delicia. No hace falta tomar mucho para sentirse satisfecho y el sabor y el olor son, de verdad, memorables. Uno siente cómo el líquido va empapando cada papila y como va tocando cada tubo del aparato digestivo. Creo que lo guardaré para una ocasión muy especial, para tomármelo con muy poquita gente, porque la verdad es que no tengo ninguna intención de gastarme medio millón de pesos en una botella de trago.

Lo cual me lleva a lo siguiente: Está bien guardar una buena botella de alcohol para ocasiones especiales, pero no hay que esclavizarse por ello. A finales de enero compré una botella de un rioja delicioso con el fin de descorcharla un par de días después en una ocasión especial. Era un El Coto, cosecha 2004 (y no, no siempre el vino es mejor con los años. Hay unos vinos jóvenes que son cam-pe-o-nes. Pero en otra ocasión escribiré de eso). Pero la ocasión se dañó. Y apenas el domingo recordé que tenía la botella. Estaba solo en mi apartamento, en calzoncillos y con una camiseta publicitaria.

Preparé una infeliz pasta con salsa boloñesa, que me comí con un deleite infinito acompañada por dos vasos de mi amado rioja. Sí, en vaso. Sí, en calzoncillos. Sí, solo. Pero con la felicidad del hombre libre.

2 comentarios:

Andrea Carolina dijo...

jaja eso es como los perfumes, hay unos tan caros, que uno solo se los hecha en momentos especiales y a veces resulta que ese momento especial se va al traste, ayer me heche uno que esta descontinuado y me queda poquitico, al menos ayer valió tanto la pena.

esta bien celebrar la soledad, celebrarse uno mismo.

aldemar dijo...

ya sabe que va a haber momentos especiales en diciembre. yo veré cómo es que sabe ese sello azul.

:P

mentiras. tómeselo antes.