18/10/2006

Contra el guayabo


He tenido la mala suerte de que mis peores borracheras suelen ocurrir antes de un día de trabajo y no un viernes o un sábado.

A pesar de la rasca, un destello de responsabilidad queda en alguna región del cerebro y ella dicta que uno tiene que amanecer bien.

Por eso, aparte de los tradicionales consejos para evitar una jala monumental o un guaybo asesino -como haber comido antes de beber, no mezclar y cosas así-, creo que lo mejor contra cualquier mal etílico sigue siendo una buena vomitada.

Y no un vomitada cualquiera. Me refiero al vómito inducido con el dedo índice en la úvula y una reverente genuflexión ante el retrete. No tiene caso esperar que el vómito salga de manera natural.

La sensación de alivio es inmediata y permite conciliar el sueño con menos dificultad.

Posteriormente, no hay nada como mear.

Estas dos sencillas acciones evitan también dos tipos de catástrofe: mearse en la cama en plena adultez y morir ahogado en el propio vómito (hablo de las bascas espontáneas y no de las inducidas).

A menos que uno sea un rockero famoso de 27 años, no tiene sentido ese tipo de muerte.

Ni ustedes ni yo entramos en esa categoría.

Por la mañana, a tomar agua. AGUA. No uno de esos tósigos con los que se embrutecieron la noche anterior, a pesar de lo que diga el beodo de su mejor amigo.

5 comentarios:

Galo dijo...

jajajaja lo del vómito es cierto, aunque no sería capaz de autoinducirlo. pero bueno, al menos el guayabo es la única enfermedad en la que uno dice: valió la pena. O sino que me diga cuando a uno le da una gripa o una infección, eso de enfermarse gratis es muy maluco.

andresserrano dijo...

Hace rato no me embriago, pero leer esto me trae gratosa recuerdos. ¿se acuerda de mi?

aldemar dijo...

Qué va, Patiño nunca se ha embriagado en su vida.

JP dijo...

No delante suyo porque sumercé no sabe manejar. Uno necesita quien lo lleve a la casa.

aranta dijo...

aristóteles recomienda el repollo para quitar el guayabo. y wiki confirma el éxito de tal medio.