16/11/2006

Eufemismos

El poder de la palabra es verdadero. Y no lo digo en un sentido político ni religioso, sino en el de la cochina vida diaria. Hay palabras más poderosas que otras. Veamos.

Especial: Por ejemplo usted está por ahí con esa vieja que tanto le gusta y de repente ella dice que usted es "muy especial". ¡Ja! ¡Especial!. Especial es un tipo con cuatro tetillas y tres ojos. Especial quiere decir "me encanta salir contigo porque siempre pagas pero ni sueñes con tirar conmigo". Especial es el pobre chino de la foto. Así es como lo perciben a usted cuando le dicen que es especial.

Todo/a: Usted está charlando con alguien. Hombre o mujer, da igual. Usted pregunta "¿Qué música te gusta?" y la respuesta contundente es: "Toda".
¿Qué? "Toda" no quiere decir que esa persona tenga una tolerancia sin límites a bodrios como el reggaeton o la cumbia villera argentina, sino que, simplemente es incapaz de diferenciar entre Daddy Yankee y Mozart. Esto se aplica a cualquier campo artístico. Cuando alguien diga "toda", pregunte un poco más, y verá con lo que se encuentra. Esa persona podrá ser queridísima y puede llegar a ser su mejor amigo o su futura esposa. Pero no tienen puñetera idea de lo que están diciendo.


Interesante:
Esta cae por su propio peso. Si algo es bueno, informativo, conmovedor, asqueroso, sublime o cualquier otra cosa, la persona que emita la opinión usará un adjetivo claro. Si dice que algo es interesante, literalmente quiere decir "me mamé esta ceba de película sólo porque es mi amigo" o "evité cabecear en la obra de teatro de tu hermanito sólo porque estás muy buena".


Para coleccionistas:
Usted compra cualquier cosa que le echen. Punto.


Edición limitada:
¿Cómo carajo va a ser limitado algo que anuncian por televisión y en los paraderos de los buses? Como la cerveza Águila Imperial que sacan en Navidad. ¿Edición limitada? Sí, claro, de 5'000.000 de hectolitros.

El poder de estas palabras consiste en que anulan a aquello que representan y, además, son una especie de conjuro que dejan como un idiota a quien las escucha a pesar de que por dentro, sepa que el idiota es quien las pronuncia. Pero como uno es "tan especial", uno no dice nada.